En unos días el sector retoma su actividad.
Aún viniendo de soportar el, posiblemente, peor curso de la historia de este servicio, no tenemos razones para suponer que este que ahora comienza sea mejor. Ya en el periodo anterior tuvimos que sufrir el recorte brutal en las plantillas, con un sector entero (el de las eventuales) condenadas al paro y otro que había disfrutado hasta ese instante de pleno empleo (el de las fijas discontinuas) con un importante número de sus trabajadoras que no fueron llamadas.
Venimos de un curso anterior donde se ha hablado de malnutrición infantil, de niños que no desayunan, de aquellos que comen lo que comen en el comedor tan sólo, de familias que cuentan con dificultades para asumir incluso medias becas de comedor...
Venimos de un curso en el que el desprecio a las monitoras de comedor (negándoles hasta el plato de comida bien ganado que regalan graciosamente a otros colectivos; suprimiendo, o intentándolo al menos, de un plumazo su derecho constitucional a la huelga...) han sido tónica habitual y que han culminado con la firma de un IV CC que, en la práctica, supone una regresión sin precedentes y que hace añorar el III.
Venimos de un curso donde la política de becas ha sido dilatoria, rácana, economicista hasta la avaricia, miserable y de ocurrencias patéticas. Todo con tal de vulnerar el derecho del alumnado a contar con un servicio de comedor que llegue a todos y cuyo acceso se garantice mediante la redistribución de la riqueza (justicia social, en suma) aplicada por una normativa de becas ajustada a derecho; a derecho de verdad, ya me entendéis.
Y, la verdad, por lo que se barrunta, este que ahora empezamos no ha de ser mejor. Seguimos con un intento permanente de vaciar los comedores escolares de la enseñanza publica. Nuevamente la política de becas alcanza niveles de grotesco cinismo con la vuelta de tuerca que suponen los nuevos requisitos para acceder a una. FAPAR está absoluta y justificadamente indignada. CCOO denunciando día sí y día también cada nuevo decreto, cada nueva deswertgonzada declaración del lomciano ministro, cada insensible medida de la consejera Serrat, la de la gestión de la cúpula ajena al clamor de la comunidad educativa.
En suma este es un curso que se vaticina duro. En lo laboral; y en lo extralaboral que nos afecta. Un curso donde deberemos afrontar nuevas medidas que profundicen en el desmantelamiento del sector, fin último que pretende esta administración partidaria de "La Educación para quien se la pague".
Y allá estaremos; convirtiendo los comedores en trincheras que defiendan con la razón y el sentido común nuestros derechos y condiciones laborales. Por dos razones: porque es de justicia y porque están unidos a la defensa del interés de aquellos menores para los que trabajamos.
Dos precisiones finales:
1.- Las empresas disponen de 45 días (en lugar de los 30 anteriores) para efectuar los llamamientos. Estad atentas y ante cualquier duda, acudid al sindicato.
2.- Aquellas que en Febrero del 2014 aún no hayan sido llamadas podrán optar por la rescisión unilateral de la relación laboral con derecho a una indemnización de 25 días por cada año efectivo trabajado. Esta decisión es competencia exclusiva de la trabajadora.
Venimos de un curso anterior donde se ha hablado de malnutrición infantil, de niños que no desayunan, de aquellos que comen lo que comen en el comedor tan sólo, de familias que cuentan con dificultades para asumir incluso medias becas de comedor...
Venimos de un curso en el que el desprecio a las monitoras de comedor (negándoles hasta el plato de comida bien ganado que regalan graciosamente a otros colectivos; suprimiendo, o intentándolo al menos, de un plumazo su derecho constitucional a la huelga...) han sido tónica habitual y que han culminado con la firma de un IV CC que, en la práctica, supone una regresión sin precedentes y que hace añorar el III.
Venimos de un curso donde la política de becas ha sido dilatoria, rácana, economicista hasta la avaricia, miserable y de ocurrencias patéticas. Todo con tal de vulnerar el derecho del alumnado a contar con un servicio de comedor que llegue a todos y cuyo acceso se garantice mediante la redistribución de la riqueza (justicia social, en suma) aplicada por una normativa de becas ajustada a derecho; a derecho de verdad, ya me entendéis.
Y, la verdad, por lo que se barrunta, este que ahora empezamos no ha de ser mejor. Seguimos con un intento permanente de vaciar los comedores escolares de la enseñanza publica. Nuevamente la política de becas alcanza niveles de grotesco cinismo con la vuelta de tuerca que suponen los nuevos requisitos para acceder a una. FAPAR está absoluta y justificadamente indignada. CCOO denunciando día sí y día también cada nuevo decreto, cada nueva deswertgonzada declaración del lomciano ministro, cada insensible medida de la consejera Serrat, la de la gestión de la cúpula ajena al clamor de la comunidad educativa.
En suma este es un curso que se vaticina duro. En lo laboral; y en lo extralaboral que nos afecta. Un curso donde deberemos afrontar nuevas medidas que profundicen en el desmantelamiento del sector, fin último que pretende esta administración partidaria de "La Educación para quien se la pague".
Y allá estaremos; convirtiendo los comedores en trincheras que defiendan con la razón y el sentido común nuestros derechos y condiciones laborales. Por dos razones: porque es de justicia y porque están unidos a la defensa del interés de aquellos menores para los que trabajamos.
Dos precisiones finales:
1.- Las empresas disponen de 45 días (en lugar de los 30 anteriores) para efectuar los llamamientos. Estad atentas y ante cualquier duda, acudid al sindicato.
2.- Aquellas que en Febrero del 2014 aún no hayan sido llamadas podrán optar por la rescisión unilateral de la relación laboral con derecho a una indemnización de 25 días por cada año efectivo trabajado. Esta decisión es competencia exclusiva de la trabajadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario