El vacío en los
comedores escolares
Este Junio no podía ser menos. No basta con
reducciones horarias, no basta con inventos de escaso fundamento como eso de
las medias becas, no basta con lo rastrero de quitar la comida a las monitoras
de comedor, no basta con recortes y tijeretazos varios al albur de peregrinas
ocurrencias… Hay, además, que evitar que
los niños transportados puedan comer en condiciones en esos meses, junio y septiembre,
en los que, por ser de jornada continua, lo que procede a ojos de esta consejería
del hambre y la malnutrición es hacerlo a deshoras y tras soportar el viaje de vuelta.
¿Conciliación? Otro término cuyo contenido
teórico se utiliza en declaraciones a la galería pero que no tiene traducción
real en las políticas de hachazo presupuestario, auténtica hoja de ruta del
departamento hacia las penurias económicas del mundo educativo de hace no tanto.
Comedores escolares sin apenas alumnos, con
monitoras de comedor abocadas a la interrupción anticipada de su labor, con un
futuro de becas con requisitos aún más restrictivos, con un deseo inequívoco de
convertir servicios garantes del ejercicio de un derecho en pura beneficencia.
La sección sindical de Monitoras de Comedor
de CCOO entiende que el camino no es hacer de los comedores escolares un
desierto, sino justamente el contrario: dotarlos de presupuesto y medios materiales
y humanos que garanticen un servicio de calidad en unos tiempos en los que la
conciliación de la vida familiar y laboral debe ser realidad cotidiana.
Y, en un estado de emergencia social como
el que estamos viviendo, es el momento de plantearse con rigor y seriedad la
apertura de los comedores escolares en periodos de tiempo fuera del curso
escolar. Monitoras y personal para hacerlos funcionar están ahí. Tan sólo hace
falta un poco de creatividad y ganas de trabajar para que sea un hecho.
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